viernes, 27 de enero de 2012

Psicologia Revolucionaria (parte 1.5)

CAPÍTULO XII
EL CAMBIO RADICAL

En tanto un hombre prosiga con el error de creerse a sí mismo Uno, Único, Individual, es evidente que el cambio radical será algo mas que imposible.

El hecho mismo de que el trabajo esotérico comience con la rigurosa observación de sí mismo, nos está indicando una multiplicidad de factores Psicológicos, Yoes o elementos indeseables que es urgente extirpar, erradicar de nuestro interior.

Incuestionablemente en modo alguno seria posible eliminar errores desconocidos, urge observar previamente aquello que queremos separar de nuestra Psiquis.

Este tipo de trabajo no es externo sino interno y quienes piensen que cualquier manual de urbanidad o sistema ético externo y superficial les pueda llevar al éxito, estarán de hecho totalmente equivocados.

El hecho concreto y definitivo de que el trabajo íntimo empiece con la atención concentrada en la observación plena de sí mismo, es motivo mas que suficiente como para demostrar que esto exige un esfuerzo personal muy particular de cada uno de nosotros.

Hablando francamente y sin ambages, aseveramos en forma enfática lo siguiente: Ningún ser humano podría hacer este trabajo por nosotros.

No es posible cambio alguno en nuestra Psiquis, sin la observación directa de todo ese conjunto de factores subjetivos que llevamos dentro.

Dar por aceptada la multiplicidad de errores, descartando la necesidad de estudio y observación directa de los mismos, significa de hecho una evasiva o escapatoria, una huida de sí mismo, una forma de auto-engaño.

Sólo a través del esfuerzo riguroso de la observación juiciosa de sí mismo, sin escapatorias de ninguna especie podremos evidenciar realmente que no somos "Uno" sino "Muchos".

Admitir la pluralidad del YO y evidenciarla a través de la observación rigurosa, son dos aspectos diferentes.

Alguien puede aceptar la Doctrina de los muchos Yoes sin haberlo jamás evidenciado; esto último sólo es posible auto-observándose cuidadosamente.

Rehuir el trabajo de observación íntima, buscar evasivas, es signo inconfundible de degeneración.

Mientras un hombre sustente la ilusión de que es siempre una y la misma persona, no puede cambiar y, es obvio que la finalidad de este trabajo es precisamente lograr un cambio gradual en nuestra vida interior.

La transformación radical es una posibilidad definida que normalmente se pierde cuando no se trabaja sobre sí mismo.

El punto inicial del cambio radical permanece oculto mientras el hombre continúe creyéndose Uno.

Quienes rechazan la Doctrina de los muchos Yoes, demuestran claramente que jamás se han auto-observado seriamente.

La severa observación de sí mismo sin escapatorias de ninguna especie, nos permite verificar por sí mismos el crudo realismo de que no somos "Uno" sino "Muchos".

En el mundo de las opiniones subjetivas, diversas teorías seudo-esotéricas o seudo-ocultistas, sirven siempre de callejón para huir de sí mismos...

Incuestionablemente la ilusión de que se es siempre una y la misma persona, sirve de escollo para la auto-observación...

Alguien podría decir: "Sé que no soy Uno sino Muchos, la Gnosis me lo ha enseñado". Tal afirmación aunque fuese muy sincera sino existiese plena experiencia vivida sobre ese aspecto doctrinario, obviamente tal afirmación sería algo meramente externo y superficial.

Evidenciar, experimentar y comprender es lo fundamental, sólo así es posible trabajar conscientemente para lograr un cambio radical.

Afirmar es una cosa y comprender es otra. Cuando alguien dice: "Comprendo que no soy Uno sino Muchos", si su comprensión es verdadera y no mera palabrería insustancial de charla ambigua, esto indica, señala, acusa, plena verificación de la Doctrina de los Muchos Yoes.

Conocimiento y Comprensión son diferentes. El primero de estos es de la mente, el segundo del corazón.

El mero conocimiento de la Doctrina de los Muchos Yoes de nada sirve; desafortunadamente por estos tiempos en que vivimos, el conocimiento ha ido mucho más allá de la comprensión, porque el pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre, desenvolvió exclusivamente el lado del conocimiento olvidando lamentablemente el correspondiente lado del Ser.

Conocer la Doctrina de los Muchos Yoes y comprenderla, es fundamental para todo cambio radical verdadero.

Cuando un hombre comienza a observarse detenidamente a sí mismo, desde el ángulo de que no es Uno sino Muchos, obviamente ha iniciado el trabajo serio sobre su naturaleza interior.


CAPÍTULO XIII
OBSERVADOR Y OBSERVADO

Es muy claro y no resulta difícil comprender, que cuando alguien empieza a observarse a sí mismo seriamente desde el punto de vista que no es Uno sino Muchos, comienza realmente a trabajar sobre todo eso que carga dentro.

Es óbice, obstáculo, tropiezo, para el trabajo de Auto-observación Intima, los siguientes defectos Psicológicos: Mitomanía, (Delirio de Grandeza, creerse un Dios). Egolatría, (Creencia en un YO Permanente; adoración a cualquier especie de Alter-Ego). Paranoia, (Sabiondez, Auto-suficiencia, engreimiento, creerse infalible, orgullo místico, persona que no sabe ver el punto de vista ajeno).

Cuando se continúa con la convicción absurda que se es Uno, que se posee un Yo permanente, resulta algo mas que imposible el trabajo serio sobre sí mismo.

Quien siempre se cree Uno, nunca será capaz de separarse de sus propios elementos indeseables. Considerará a cada pensamiento, sentimiento, deseo, emoción, pasión, afecto, etc., etc., etc., como funcionalismos diferentes, inmodificables, de su propia naturaleza y hasta se justificará ante los demás diciendo que tales o cuales defectos personales son de carácter hereditario...

Quien acepta la Doctrina de los Muchos Yoes, comprende a base de observación que cada deseo, pensamiento, acción, pasión, etc., corresponde a este u otro Yo distinto, diferente...

Cualquier atleta de la Auto-Observación intima, trabaja muy seriamente dentro de sí mismo y se esfuerza por apartar de su Psiquis los diversos elementos indeseables que carga dentro...

Si uno de verdad y muy sinceramente comienza a observarse internamente, resulta dividiéndose en dos: Observador y Observado.

Si tal división no se produjera, es evidente que nunca daríamos un paso adelante en la Vía maravillosa del Auto-Conocimiento.

¿Cómo podríamos observarnos a sí mismos si cometemos el error de no querer dividirnos entre Observador y Observado?

Si tal división no se produjera, es obvio que nunca daríamos un paso adelante en el camino del Auto-Conocimiento.

Indubitablemente cuando esta división no se sucede continuamos identificados con todos los procesos del Yo Pluralizado...

Quien se identifica con los diversos procesos del Yo Pluralizado, es siempre victima de las circunstancias.

¿Cómo podría modificar circunstancias aquel que no se conoce a sí mismo?. ¿Cómo podría conocerse a sí mismo quien nunca se ha observado internamente?. ¿De qué manera podría alguien auto-observarse si no se divide previamente en Observador y Observado?.

Ahora bien, nadie puede empezar a cambiar radicalmente en tanto no sea capaz de decir: "Este deseo es un Yo animal que debo eliminar"; "este pensamiento egoísta es otro Yo que me atormenta y que necesito desintegrar"; "este sentimiento que hiere mi corazón es un Yo intruso que necesito reducir a polvareda cósmica"; etc., etc., etc.

Naturalmente esto es imposible para quien nunca se ha dividido entre Observador y Observado.
Quien toma todos sus procesos Psicológicos como funcionalismos de un Yo Único, Individual y Permanente, se encuentra tan identificado con todos sus errores, los tiene tan unidos a sí mismo, que ha perdido por tal motivo la capacidad para separarlos de su Psiquis.

Obviamente personas así jamás pueden cambiar radicalmente, son gentes condenadas al más rotundo fracaso.


CAPÍTULO XIV
PENSAMIENTOS NEGATIVOS

Pensar profundamente y con plena atención resulta extraño por esta época involutiva y decadente.

Del Centro Intelectual surgen diversos pensamientos provenientes, no de un Yo permanente como suponen neciamente los ignorantes ilustrados, sino de los diferentes "Yoes" en cada uno de Nos.

Cuando un hombre está pensando, cree firmemente que él en sí mismo y por sí mismo está pensando.

No quiere darse cuenta el pobre mamífero intelectual que los múltiples pensamientos que por su entendimiento cruzan, tienen su origen en los distintos "Yoes" que llevamos dentro.

Esto significa que no somos verdaderos individuos pensantes; realmente todavía no tenemos mente individual.

Sin embargo, cada uno de los diferentes "Yoes" que cargamos dentro, usa nuestro Centro Intelectual, lo utiliza cada vez que puede para pensar.

Absurdo sería pues, identificamos con tal o cual pensamiento negativo y perjudicial, creyéndolo propiedad particular.

Obviamente este o aquel pensamiento negativo proviene de cualquier "Yo" que en un momento dado ha usado abusivamente nuestro Centro Intelectual.

Pensamientos negativos los hay de distinta especie: Sospecha, desconfianza, mala voluntad hacia otra persona, celos pasionales, celos religiosos, celos políticos, celos por amistades o de tipo familiar, codicia, lujuria, venganza, ira, orgullo, envidia, odio, resentimiento, hurto, adulterio, pereza, gula, etc., etc., etc.

Realmente son tantos los defectos psicológicos que tenemos, que aunque tuviéramos paladar dé acero y mil lenguas para hablar, no alcanzaríamos a enumerarlos cabalmente.

Como secuencia o corolario de lo antes dicho, resulta descabellado identificarnos con los pensamientos negativos.

Como quiera que no es posible que exista efecto sin causa, afirmamos solemnemente que nunca podría existir un pensamiento por sí mismo, por generación espontánea...

La relación entre pensador y pensamiento es ostensible; cada pensamiento negativo tiene su origen en un pensador diferente.

En cada uno de nos existen tantos pensadores negativos, cuantos pensamientos de la misma índole.

Mirada esta cuestión desde el ángulo pluralizado de "Pensadores y Pensamientos", sucede que cada uno de los "Yoes que cargamos en nuestra Psiquis, es ciertamente un pensador diferente.

Incuestionablemente dentro de cada uno de nos, existen demasiados pensadores; sin embargo, cada uno de éstos a pesar de ser tan sólo parte, se cree el todo, en un momento dado...
Los mitómanos, los ególatras, los narcisistas, los paranoicos, nunca aceptarían la tesis de "La Pluralidad de Pensadores" porque se quieren demasiado a sí mismos, se sienten "el papá de Tarzán" o "la mamá de los pollitos"...

¿Cómo podrían tales gentes anormales aceptar la idea de que no poseen una mente individual, genial, maravillosa?...

Sin embargo tales Sabihondos piensan de sí mismos lo mejor y hasta se visten con la túnica de Aristipo para demostrar sabiduría y humildad...

Cuenta por ahí la leyenda de los siglos que Aristipo, queriendo demostrar sabiduría y humildad, se vistió con una vieja túnica llena de remiendos y agujeros; empuñó con la diestra el Bastón de la Filosofía y se fue por las calles de Atenas...

Dicen que cuando Sócrates le vio venir, exclamó con gran voz: "¡Oh Aristipo, se ve tu vanidad a través de los agujeros de tu vestidura!".

Quien no vive siempre en estado de Alerta Novedad, Alerta Percepción, pensando que está pensando, se identifica fácilmente con cualquier pensamiento negativo.

De resultas de esto, fortalece lamentablemente el poder siniestro del "Yo Negativo", autor del correspondiente pensamiento en cuestión.

Cuanto más nos identificamos con un pensamiento negativo, tanto más esclavos seremos del correspondiente "Yo" que le caracteriza.

Con respecto a la Gnosis, al Camino Secreto, al trabajo sobre sí mismo, nuestras tentaciones particulares se encuentran precisamente en los "Yoes" que odian la Gnosis, el trabajo esotérico, porque no ignoran que su existencia dentro de nuestra psiquis está mortalmente amenazada por la Gnosis y por el trabajo.

Esos "Yoes Negativos" y pendencieros se apoderan fácilmente de ciertos rollos mentales almacenados en nuestro Centro Intelectual y originan Secuencialmente corrientes mentales nocivas y perjudiciales.

Si aceptamos esos pensamientos, esos "Yoes Negativos" que en un momento dado controlan nuestro Centro Intelectual, seremos entonces incapaces de librarnos de sus resultados.

Jamás debemos olvidar que todo "Yo Negativo" se "Auto-Engaña." y "Engaña", conclusión: Miente.

Cada vez que sentimos una súbita pérdida de fuerza, cuando el aspirante se desilusiona, de la Gnosis, del trabajo esotérico, cuando pierde el entusiasmo y abandona lo mejor, es obvio que ha sido engañado por algún Yo Negativo.

El "Yo Negativo del Adulterio", aniquila los nobles hogares y hace desgraciados a los hijos.

El "Yo Negativo de los Celos", engaña a los seres que se adoran y destruye la dicha de los mismos.

El "Yo Negativo del Orgullo Místico" engaña a los devotos del Camino y éstos, sintiéndose sabios, aborrecen a su Maestro o le traicionan...

El Yo Negativo apela a nuestras experiencias personales, a nuestros recuerdos, a nuestros mejores anhelos, a nuestra sinceridad, y, mediante una rigurosa selección de todo esto, presenta algo en una falsa luz, algo que fascina y viene el fracaso...

Sin embargo, cuando uno descubre el "Yo" en acción, cuando ha aprendido a vivir en estado de alerta, tal engaño se hace imposible...




CAPÍTULO XV
LA INDIVIDUALIDAD

Creerse "Uno", ciertamente es una broma de muy mal gusto; desafortunadamente esta vana ilusión existe dentro de cada uno de nosotros.

Lamentablemente siempre pensamos de nosotros mismos lo mejor, jamás se nos ocurre comprender que ni siquiera poseemos Individualidad verdadera.

Lo peor del caso es que hasta nos damos el lujo falso de suponer que cada uno de nosotros goza de plena conciencia y voluntad propia.

¡Pobres de nosotros!, ¡Cuán necios somos! No hay duda de que la ignorancia es la peor de las desgracias.

Dentro de cada uno de nos existen muchos miles de individuos diferentes, sujetos distintos, Yoes o gentes que riñen entre sí, que se pelean por la supremacía y que no tienen orden o concordancia alguna.

Si fuéramos conscientes, si despertáramos de tantos sueños y fantasías, cuan distinta sería la vida...

Más para colmo de nuestro infortunio, las emociones negativas y las auto-consideraciones y amor propio, nos fascinan, nos hipnotizan, jamás nos permiten acordarnos de sí mismos, vernos tal cual somos..

Creemos tener una sola voluntad cuando en realidad poseemos muchas voluntades diferentes. (Cada Yo tiene la suya).

La tragicomedia de toda esta Multiplicidad Interior resulta pavorosa; las diferentes voluntades interiores chocan entre sí, viven en conflicto continuo, actúan en diferentes direcciones.

Si tuviéramos verdadera Individualidad, si poseyéramos Una Unidad en vez de una Multiplicidad, tendríamos también continuidad de propósitos, conciencia despierta, voluntad particular, individual.

Cambiar es lo indicado, sin embargo debemos empezar por ser sinceros con nosotros mismos.

Necesitamos hacer un inventario psicológico de sí mismos para conocer lo que nos sobre y lo que nos falta.

Es posible conseguir Individualidad, más si creemos tenerla tal posibilidad desaparecerá.

Es evidente que jamás lucharíamos por conseguir algo que creemos tener. La fantasía nos hace creer que somos poseedores de la Individualidad y hasta existen en el mundo escuelas que así lo enseñan.

Es urgente luchar contra la fantasía, ésta nos hace aparecer como si fuéramos esto, o aquello, cuando en realidad somos miserables, desvergonzados y perversos.

Pensamos que somos hombres, cuando en verdad somos tan solo mamíferos intelectuales desprovistos de Individualidad.

Los mitómanos se creen Dioses, Mahatmas, etc., sin sospechar siquiera que ni siquiera tienen mente individual y Voluntad Consciente.

Los ególatras adoran tanto a su querido Ego, que nunca aceptarían la idea de la Multiplicidad de Egos dentro de sí mismos.

Los paranoicos con todo el orgullo clásico que les caracteriza, ni siquiera leerán este libro...

Es indispensable luchar a muerte contra la fantasía acerca de nosotros mismos, si es que no queremos ser victimas de emociones artificiales y experiencias falsas que además de ponemos en situaciones ridículas, detienen toda posibilidad de desarrollo interior.

El animal intelectual está tan hipnotizado por su fantasía, que sueña que es león o águila cuando en verdad no es más que un vil gusano del lodo de la tierra.

El mitómano jamás aceptaría estas afirmaciones renglones arriba hechas; obviamente él se siente archi-hierofante digan lo que digan; sin sospechar que la fantasía es meramente nada, "nada sino fantasía".

La fantasía es una fuerza real que actúa universalmente sobre la humanidad y que mantiene al Humanoide Intelectual en estado de sueño, naciéndole creer que ya es un hombre, que posee verdadera Individualidad, voluntad, conciencia despierta, mente particular, etc., etc., etc.

Cuando pensamos que somos uno, no podemos movernos de donde estamos en sí mismos, permanecemos estancados y por ultimo degeneramos, involucionamos.

Cada uno de nos se encuentra en determinada etapa psicológica y no podremos salir de la misma, a menos que descubramos directamente a todas esas personas o Yoes que viven dentro de nuestra persona.

Es claro que mediante la auto-observación íntima podremos ver a las gentes que viven en nuestra psiquis y que necesitamos eliminar para lograr la transformación radical.

Esta percepción, esta auto-observación, cambia fundamentalmente todos los conceptos equivocados que sobre sí mismos teníamos y como resultado evidenciamos el hecho concreto de que no poseemos verdadera Individualidad,

Mientras no nos auto-observemos, viviremos en la ilusión de que somos Uno y en consecuencia nuestra vida será equivocada.

No es posible relacionamos correctamente con nuestros semejantes mientras no se realice un cambio Interior en el fondo de nuestra psiquis.

Cualquier cambio intimo exige la eliminación previa de los Yoes que llevamos dentro.

De ninguna manera podríamos eliminar tales Yoes si no los observamos en nuestro interior.

Aquellos que se sienten Uno, que piensan de sí mismos lo mejor, que nunca aceptarían la doctrina de los muchos, tampoco desean observar a los Yoes y por lo tanto cualquier posibilidad de cambio se hace en ellos imposible.

No es posible cambiar si no se elimina, más quien se siente poseedor de la Individualidad si aceptase que debe eliminar, ignoraría realmente que es lo que debe eliminar.

Empero, no debemos olvidar que quien cree ser Uno, auto-engañado cree que si sabe lo que debe eliminar, más en verdad ni siquiera sabe que no sabe, es un ignorante ilustrado.

Necesitamos "desegoistizarnos" para "individualizarnos", más quien cree que posee la Individualidad es imposible que pueda desegoistizarse.

La Individualidad es sagrada en un ciento por ciento, raros son los que la tienen, más todos piensan que la tienen.

¿Cómo podríamos eliminar "Yoes", si creemos que tenemos un "Yo" Único?

Ciertamente sólo quien jamás se ha Auto-Observado seriamente piensa que tiene un Yo Único.

Empero debemos ser muy claros en esta enseñanza porque existe el peligro psicológico de confundir a la Individualidad auténtica con el concepto de alguna especie de "Yo Superior" o algo por el estilo.

La Individualidad Sagrada está mucho más allá de cualquier forma de "Yo", es lo que es, lo que siempre ha sido y lo que siempre será.

La legitima Individualidad es el Ser y la razón de Ser del Ser, es el mismo Ser.

Distíngase entre el Ser y el Yo. Quiénes confunden al Yo con el Ser, ciertamente nunca se han auto-observado seriamente.

En tanto continúe la Esencia, la conciencia, embotellada entre todo ese conjunto de Yoes que llevamos dentro, el cambio radical será algo más que Imposible.


CAPÍTULO XVI
EL LIBRO DE LA VIDA

Una persona es lo que es su vida. Eso que continúa mas allá de la muerte, es la vida. Este es el significado del libro de la vida que se abre con la muerte.

Mirada esta cuestión desde un punto de vista estrictamente psicológico, un día cualquiera de nuestra vida, es realmente una pequeña réplica de la totalidad de la vida.

De todo esto podemos inferir lo siguiente: Si un hombre no trabaja sobre sí mismo hoy, no cambiara nunca.

Cuando se afirma que se quiere trabajar sobre sí mismo, y no se trabaja hoy aplazando para mañana, tal afirmación será un simple proyecto y nada mas, porque en el hoy está la réplica de toda nuestra vida.

Existe por ahí un dicho vulgar que dice: "No dejéis para mañana lo que se puede hacer hoy mismo".

Si un hombre dice: "Trabajaré sobre mí mismo, mañana", nunca trabajará sobre sí mismo, por que siempre habrá un mañana.

Esto es muy similar a cierto aviso, anuncio o letrero que algunos comerciantes ponen en sus tiendas: "HOY NO FÍO, MAÑANA SI".

Cuando algún necesitado llega a solicitar crédito, topa con el terrible aviso, y si vuelve al otro día, encuentra otra vez el desdichado anuncio o letrero.

Esto es lo que se llama en sicología la "enfermedad del mañana". Mientras un hombre diga "mañana", nunca cambiará.

Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, trabajar sobre sí mismo hoy, no soñar perezosamente en un futuro o en una oportunidad extraordinaria.

Esos que dicen: "Voy antes a hacer esto o aquello y luego trabajaré". Jamás trabajarán sobre sí mismos, esos son los moradores de la tierra mencionados en las Sagradas Escrituras.

Conocí a un poderoso terrateniente que decía: "Necesito primero redondearme y luego trabajar sobre Mí Mismo".

Cuando enfermó de muerte le visité, entonces le hice la siguiente pregunta: "¿Todavía queréis redondearte?"

"Lamento de verdad haber perdido el tiempo", me respondió. Días después murió, después de haber reconocido su error.

Aquel hombre tenia muchas tierras, pero quería adueñarse de las propiedades vecinas, "redondearse", a fin de que su hacienda quedase exactamente limitada por cuatro caminos.

"¡Basta a cada día su afán!", dijo el Gran KABIR JESÚS. Auto-observarnos hoy mismo, en lo tocante al día siempre recurrente, miniatura de nuestra vida entera.

Cuando un hombre comienza a trabajar sobre sí mismo, hoy mismo cuando observa sus disgustos y penas, marcha por el camino del éxito.

No sería posible eliminar lo que no conocemos. Debemos observar antes nuestros propios errores.

Necesitamos no sólo conocer nuestro día, sino también la relación, con el mismo. Hay cierto día ordinario que cada persona experimenta directamente, excepto los sucesos insólitos, inusitados.

Resulta interesante observar la recurrencia diaria, la repetición de palabras y acontecimientos, para cada persona, etc.

Esa repetición o recurrencia de eventos y palabras, merece ser estudiada, nos conduce al auto-conocimiento.


CAPÍTULO XVII
CRIATURAS MECÁNICAS

De ninguna manera podríamos negar la Ley de Recurrencia procesándose en cada momento de nuestra vida.

Ciertamente en cada día de nuestra existencia, existe repetición de eventos, estados de conciencia, palabra, deseos, pensamientos, voliciones, etc.

Es obvio que cuando uno no se auto-observa, no puede darse cuenta de esta incesante repetición diaria.

Resulta evidente que quien no siente interés alguno por observarse a sí mismo, tampoco desea trabajar para lograr una verdadera transformación radical.

Para colmo de los colmos hay gentes que quieren transformarse sin trabajar sobre sí mismos.

No negamos el hecho de que cada cual tiene derecho a la real felicidad del espíritu, más también es cierto, que la felicidad sería algo más que imposible si no trabajamos sobre sí mismos.

Uno puede cambiar íntimamente, cuando de verdad consigue modificar sus reacciones ante los diversos hechos que le sobrevienen diariamente.

Empero no podríamos modificar nuestra forma de reaccionar ante los hechos de la vida práctica, sino trabajáramos seriamente sobre sí mismos.

Necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, ser menos negligentes, volvemos mas serios y tomar la vida en forma diferente, en su sentido real y practico.

Empero, si continuamos así tal como estamos, comportándonos en la misma forma todos los días, repitiendo los mismos errores, con la misma negligencia de siempre, cualquier posibilidad de cambio quedará de hecho eliminada.

Si uno de verdad quiere llegar a conocerse a sí mismo, debe empezar por observar su propia conducta, ante los sucesos de cualquier día de la vida.

No queremos decir con esto que no deba uno observarse a sí mismo diariamente, sólo queremos afirmar que se debe empezar por observar un primer día.

En todo debe haber un comienzo, y empezar por observar nuestra conducta en cualquier día de nuestra vida, es un buen comienzo.

Observar nuestras reacciones mecánicas ante todos esos pequeños detalles de alcoba, hogar, comedor, casa, calle, trabajo, etc., etc., etc., lo que uno dice, siente y piensa, es ciertamente lo más indicado.

Lo importante es ver luego como o de que manera puede uno cambiar esas reacciones; empero, si creemos que somos buenas personas, que nunca nos comportamos en forma inconsciente y equivocada, nunca cambiaremos.

Ante todo necesitamos comprender que somos personas-máquinas, simples marionetas controladas por agentes secretos, por Yoes ocultos.

Dentro de nuestra persona viven muchas personas, nunca somos idénticos; a veces se manifiesta en nosotros una persona mezquina, otras veces una persona irritable, en cualquier otro instante una persona espléndida, benevolente, mas tarde una persona escandalosa o calumniadora, después un santo, luego un embustero, etc.

Tenemos gente de toda clase dentro de cada uno de nosotros, Yoes de toda especie. Nuestra personalidad no es mas que una marioneta, un muñeco parlante, algo mecánico.

Empecemos por comportamos conscientemente durante una pequeña parte del día; necesitamos dejar de ser simples máquinas aunque sea durante por breves minutos diarios, esto influirá decisivamente sobre nuestra existencia.

Cuando nos Auto-Observamos y no hacemos lo que tal o cual Yo quiere, es claro que empezamos a dejar de ser máquinas.

Un sólo momento, en que se está bastante consciente, como para dejar de ser máquina, si se hace voluntariamente, suele modificar radicalmente muchas circunstancias desagradables.

Desgraciadamente vivimos diariamente una vida mecanicista, rutinaria, absurda. Repetimos sucesos, nuestros hábitos son los mismos, nunca hemos querido modificarlos, son el carril mecánico por donde circula el tren de nuestra miserable existencia, empero, pensamos de nosotros lo mejor...

Por donde quiera abundan los "MITÓMANOS", los que se creen Dioses; criaturas mecánicas, rutinarias, personajes del lodo de la tierra, míseros muñecos movidos por diversos Yoes; gentes así no trabajarán sobre sí mismos...


CAPÍTULO XVIII
EL PAN SUPERSUBSTANCIAL

Si observamos cuidadosamente cualquier día de nuestra vida, veremos que ciertamente no sabemos vivir conscientemente.

Nuestra vida parece un tren en marcha, moviéndose en los carriles fijos de los hábitos mecánicos, rígidos, de una existencia vana y superficial.

Lo curioso del caso es que jamás se nos ocurre modificar los hábitos, parece que no nos cansamos de estar remitiendo siempre lo mismo.

Los hábitos nos tiene petrificados, más pensamos que somos libres; somos espantosamente feos pero nos creemos Apolos...

Somos gente mecánica, motivo más que suficiente como para carecer de todo sentimiento verdadero de lo que se está haciendo en la vida.

Nos movemos diariamente dentro del viejo carril de nuestros hábitos anticuados y absurdos y así es claro que no tenemos una verdadera vida; en vez de vivir, vegetamos miserablemente, y no recibimos nuevas impresiones.

Si una persona iniciara su día conscientemente, es ostensible que tal día sería muy distinto a los otros días.

Cuando uno toma la totalidad de su vida, como el mismo día que está viviendo, cuando no deja para mañana lo que se debe hacer hoy mismo, llega realmente a conocer lo que significa trabajar sobre sí mismo.

Jamás un día carece de importancia; si en verdad queremos transformarnos radicalmente, debemos vernos, observarnos y comprendernos diariamente.

Sin embargo, las gentes no quieren verse a sí mismas, algunos teniendo ganas de trabajar sobre sí mismos, justifican su negligencia con frases como la siguiente: "El trabajo en la oficina no permite trabajar sobre sí mismo". Palabras estas sin sentido, huecas, vanas, absurdas, que sólo sirven para justificar la indolencia, la pereza, la falta de amor por la Gran Causa.

Gentes así, aunque tengan muchas inquietudes espirituales, es obvio que no cambiarán nunca.

Observarnos a sí mismos es urgente, inaplazable, impostergable. La Auto-Observación íntima es fundamental para el cambio verdadero.

¿Cuál es su estado psicológico al levantarse?, ¿Cuál es su estado de ánimo durante el desayuno?, ¿Estuvo impaciente con el mesero?, ¿Con la esposa?, ¿Por qué estuvo impaciente?, ¿Qué es lo que siempre le trastorna?, etc.

Fumar o comer menos no es todo el cambio, más si indica cierto avance. Bien sabemos que el vicio y la glotonería son inhumanos y bestiales.

No está bien que alguien dedicado al Camino Secreto, tenga un cuerpo físico, excesivamente gordo y con un vientre abultado y fuera de toda euritmia de perfección. Eso indicaría glotonería, gula y hasta pereza.

La vida cotidiana, la profesión, el empleo, aunque vitales para la existencia, constituyen el sueño de la conciencia.

Saber que la vida es sueño no significa haberlo comprendido. La comprensión viene con la auto-observación y el trabajo intenso sobre sí mismo.

Para trabajar sobre sí, es indispensable trabajar sobre su vida diaria, hoy mismo, y entonces se comprenderá lo que significa aquella frase de la Oración del Señor: "Dadnos el Pan nuestro de cada día".

La frase "Cada Día", significa el "Pan supersubstancial" en griego o el "Pan de lo Alto".

La Gnosis da ese Pan de Vida en el doble sentido de ideas y fuerzas que nos permiten desintegrar errores psicológicos.

Cada vez que reducimos a polvareda cósmica tal o cual 'Yo", ganamos experiencia psicológica, comemos el "Pan de la Sabiduría", recibimos un nuevo conocimiento.

La Gnosis nos ofrece el "Pan Supersubstancial", el "Pan de la Sabiduría", y nos señala con precisión la nueva vida que comienza en uno mismo, dentro de uno mismo, aquí y ahora.

Ahora, bien, nadie puede alterar su vida o cambiar cosa alguna relacionada con las reacciones mecánicas de la existencia, a menos que cuente con la ayuda de nuevas ideas y reciba auxilio Divinal.

La Gnosis da esas nuevas ideas y enseña el "modus operandi" mediante el cual puede uno ser asistido por Fuerzas Superiores a la mente.

Necesitamos preparar los centros inferiores de nuestro organismo para recibir las ideas y fuerza que vienen de los centros Superiores.

En el trabajo sobre sí mismo no existe nada despreciable. Cualquier pensamiento por insignificante que sea, merece ser observado. Cualquier emoción negativa, reacción, etc., debe ser observada.


CAPÍTULO XIX
EL BUEN DUEÑO DE CASA

Apartarse uno de los efectos desastrosos de la vida, en estos tiempos tenebrosos, ciertamente es muy difícil pero indispensable, de otro modo es devorado por la vida.

Cualquier trabajo que uno haga sobre sí mismo con el propósito de lograr un desarrollo anímico y espiritual, se relaciona siempre con el aislamiento muy bien entendido, pues bajo la influencia de la vida tal como siempre la vivimos, no es posible desarrollar otra cosa que la personalidad.

En modo alguno intentamos oponernos al desarrollo de la personalidad, obviamente ésta es necesaria en la existencia, más ciertamente es algo meramente artificial, no es lo verdadero, lo real en nosotros.

Si el pobre mamífero intelectual equivocadamente llamado hombre no se aísla, sino que se identifica con todos los sucesos de la vida práctica y derrocha sus fuerzas en emociones negativas y en auto-consideraciones personales y en vana palabrería insustancial de charla ambigua, nada edificante, ningún elemento real puede desarrollarse en él, fuera de lo que pertenece al mundo de la mecanicidad.

Ciertamente quien quiera de verdad lograr en sí el desarrollo de la Esencia, debe llegar a estar herméticamente cerrado. Esto se refiere a algo íntimo estrechamente relacionado con el silencio.

La frase viene de los antiguos tiempos, cuando se enseñaba secretamente una Doctrina sobre el desarrollo interior del hombre vinculada con el nombre de Hermes.

Si uno quiere que algo real crezca en su interioridad, es claro que debe evitar el escape de sus energías psíquicas.

Cuando uno tiene escapes de energía y no está aislado en su intimidad, es incuestionable que no podrá lograr el desarrollo de algo real en su psiquis.

La vida ordinaria común y corriente quiere devorarnos implacablemente; nosotros debemos luchar contra la vida diariamente, debemos aprender a nadar contra la corriente...

Este trabajo va en contra de la vida, se trata de algo muy distinto a lo de todos los días y que sin embargo debemos practicar de instante en instante; quiero referirme a la Revolución de la Conciencia.

Es evidente que si nuestra actitud hacia la vida diaria es fundamentalmente equivocada; si creemos que todo de marchamos bien, así por que si, vendrán los desengaños...

Las gentes quieren que las cosas les salgan bien, "así porque si", porque todo debe marchar de acuerdo con sus planes, más la cruda realidad es diferente, en tanto uno no cambie interiormente, gústele o no le guste será siempre victima, de las circunstancias.

Se dice y se escribe sobre la vida, muchas estupideces sentimentales, más este Tratado de Sicología Revolucionaria es diferente.

Esta Doctrina va al grano, a los hechos concretos, claros y definitivos; afirma enfáticamente que el "Animal Intelectual" equivocadamente llamado hombre, es un bípedo mecánico, inconsciente, dormido.

"El Buen Dueño de Casa" jamás aceptaría la Psicología Revolucionaria; cumple con todos sus deberes como padre, esposo, etc., y por ello piensa de sí mismo lo mejor, pero sólo sirve a los fines de la naturaleza y eso es todo.

Por oposición diremos que también existe "El Buen dueño de Casa" que nada contra la corriente, que no quiere dejarse devorar por la vida; empero, estos sujetos son muy escasos en el mundo, no abundan nunca.

Cuando uno piensa de acuerdo con las ideas de este «Tratado de Psicología Revolucionaria», obtiene una correcta visión de la vida.


CAPÍTULO XX
LOS DOS MUNDOS

Observar y observarse a sí mismo son dos cosas completamente diferentes, sin embargo, ambas exigen atención.

En la observación la atención es orientada hacia afuera, hacia el mundo exterior, a través de las ventanas de los sentidos.

En la auto-observación de sí mismo, la atención es orientada hacia dentro y para ello los sentidos de percepción externa no sirven, motivo éste más que suficiente como para que sea difícil al neófito la observación de sus procesos psicológicos íntimos.

El punto de partida de la ciencia oficial en su lado práctico, es lo observable. El punto de partida del trabajo sobre sí mismo, es la auto-observación, lo auto-observable.

Incuestionablemente estos dos puntos de partida renglones arriba citados, nos llevan a direcciones completamente diferentes.

Podría alguien envejecer enfrascado entre los dogmas transigentes de la ciencia oficial, estudiando fenómenos externos, observando células, átomos, moléculas, soles, estrellas, cometas, etc., sin experimentar dentro de sí mismo ningún cambio radical.

La clase de conocimiento que transforma interiormente a alguien, jamás podría lograrse mediante la observación externa.

El verdadero conocimiento que realmente puede originar en nosotros un cambio interior fundamental tiene por basamento la auto-observación directa de sí mismo.

Es urgente decirle a nuestros estudiantes Gnósticos que se observen a sí mismos y en que sentido deben auto-observarse y las razones para ello.

La observación es un medio para modificar las condiciones mecánicas del mundo. La auto-observación Interior es un medio para cambiar íntimamente.

Como secuencia o corolario de todo esto, podemos y debemos afirmar en forma enfática, que existen dos clases de conocimiento, el externo y el interno y que a menos que tengamos en si mismos el centro magnético que pueda diferenciar las calidades del conocimiento, esta mezcla de los dos planos u órdenes de ideas podrían llevarnos a la confusión.

Sublimes Doctrinas seudo-esotéricas con marcado cientificismo de fondo, pertenecen al terreno de lo observable, sin embargo son aceptadas por muchos aspirantes como conocimiento interno.

Nos encontramos pues ante dos mundos, el exterior y el interior. El primero de estos es percibido por los sentidos de percepción externa; el segundo sólo puede ser perceptible mediante el sentido de auto-observación interna.

Pensamientos, ideas, emociones, anhelos, esperanzas, desengaños, etc., son interiores, invisibles para los sentidos ordinarios, comunes y corrientes y sin embargo son para nosotros más reales que la mesa del comedor o los sillones de la sala.

Ciertamente nosotros vivimos más en nuestro mundo interior que en el exterior; esto es irrefutable, irrebatible.

En nuestros Mundos Internos, en nuestro mundo secreto, amamos, deseamos, sospechamos, bendecimos, maldecimos, anhelamos, sufrimos, gozamos, somos defraudados, premiados, etc., etc., etc.

Incuestionablemente los dos mundos interno y externo son verifícables experimentalmente. El mundo exterior es lo observable. El mundo interior es lo auto-observable en sí mismo y dentro de sí mismo, aquí y ahora.

Quien de verdad quiera conocer los "Mundos Internos" del planeta Tierra o del Sistema Solar o de la Galaxia en que vivimos, debe conocer previamente su mundo íntimo, su vida interior, particular, sus propios "Mundos Internos". "Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al Universo y a los Dioses".

Cuanto más se explore este "Mundo Interior" llamado "Uno Mismo", tanto mas comprenderá que vive simultáneamente en dos mundos, en dos realidades, en dos ámbitos, el exterior y el interior.

Del mismo modo que a uno le es indispensable aprender a caminar en el "mundo exterior", para no caer en un precipicio, no extraviarse en las calles de la ciudad, seleccionar sus amistades, no asociarse con perversos, no comer veneno, etc., así también mediante el trabajo psicológico sobre si mismo, aprendamos a caminar en el "Mundo Interior" el cual es explorable mediante la auto-observación de sí.

Realmente el sentido de auto-observación de sí mismo se encuentra atrofiado en la raza humana decadente de esta época tenebrosa en que vivimos.

A medida que nosotros perseveramos en la auto-observación de sí mismos, el sentido de auto-observación íntima se irá desarrollando progresivamente.


CAPÍTULO XIX
OBSERVACIÓN DE SÍ MISMO

La Auto-Observación íntima de sí mismo es un medio práctico para lograr una transformación radical.

Conocer y observar son diferentes. Muchos confunden la observación de sí, con el conocer. Se conoce que estamos sentados en una silla en una sala, más esto no significa que estemos observando la silla.

Conocemos que en un instante dado nos encontramos en un estado negativo, tal vez con algún problema o preocupados por este o aquel asunto o en estado de desasosiego o incertidumbre, etc., pero esto no significa que lo estemos observando.

¿Siente usted antipatía por alguien?, ¿Le cae mal cierta persona?, ¿Por qué? Ud. dirá que conoce a esa persona... ¡Por favor!, Obsérvela, conocer nunca es observar; no confunda el conocer con el observar...

La observación de sí que es un ciento por ciento activa, es un medio de cambio de sí, mientras el conocer, que es pasivo, no lo es.

Ciertamente conocer no es un acto de atención. La atención dirigida hacia dentro de uno mismo, hacia lo que está sucediendo en nuestro interior, si es algo positivo, activo...

En el caso de una persona a quien se tiene antipatía así porque si, porque nos viene en gana y muchas veces sin motivo alguno, uno advierte la multitud de pensamientos que se acumulan en la mente, el grupo de voces que hablan y gritan desordenadamente dentro de uno mismo, lo que están diciendo, las emociones desagradables que surgen en nuestro interior, el sabor desagradable que todo este deja en nuestra psiquis, etc., etc., etc.

Obviamente en tal estado nos damos cuenta también de que interiormente estamos tratando muy mal a la persona a quien tenemos antipatía.

Mas para ver todo esto se necesita incuestionablemente de una atención dirigida intencionalmente hacia adentro de sí mismo; no de una atención pasiva.

La atención dinámica proviene realmente del lado observante, mientras los pensamientos y las emociones pertenecen al lado observado.

Todo esto nos hace comprender que el conocer es algo completamente pasivo y mecánico, en contraste evidente con la observación de sí que es un acto consciente.

No queremos con esto decir que no exista la observación mecánica de sí, más tal tipo de observación nada tiene que ver con la auto-observación psicológica a que nos estamos refiriendo.

Pensar y observar resultan también muy diferentes. Cualquier sujeto puede darse el lujo de pensar sobre sí mismo todo lo que quiera, pero esto no quiere decir que se este observando realmente.

Necesitamos ver a los distintos "Yoes" en acción, descubrirlos en nuestra psiquis, comprender que dentro de cada uno de ellos existe un porcentaje de nuestra propia conciencia, arrepentirnos de haberlos creado, etc.

Entonces exclamaremos. "¿Pero qué está haciendo este Yo?" "¿Qué está diciendo?" "¿Qué es lo que quiere?" "¿Por qué me atormenta con su lujuria?", "¿Con su ira?", etc., etc., etc.

Entonces veremos dentro de sí mismos, todo ese tren de pensamientos, emociones, deseos, pasiones, comedias privadas, dramas personales, elaboradas mentiras, discursos, excusas, morbosidades, lechos de placer, cuadros de lascivia, etc., etc., etc.

Muchas veces antes de dormimos en el preciso instante de transición entre vigilia y sueño sentimos dentro de nuestra propia mente distintas voces que hablan entre sí, son los distintos Yoes que deben romper en tales momentos toda conexión con los distintos centros de nuestra máquina orgánica a fin de sumergirse luego en el mundo molecular, en la "Quinta Dimensión".

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