viernes, 27 de enero de 2012

Psicologia Revolucionaria (parte 2)

CAPÍTULO XXII
LA CHARLA

Resulta urgente, inaplazable, impostergable, observar la charla interior y el lugar preciso de donde proviene.

Incuestionablemente la charla interior equivocada es la "Causa Causorun" de muchos estados psíquicos inarmónicos y desagradables en el presente y también en el futuro.

Obviamente esa vana palabrería insustancial de charla ambigua y en general toda plática perjudicial, dañina, absurda, manifiesta en el mundo exterior, tiene su origen en la conversación interior equivocada.

Se sabe que existe en la Gnosis la practica esotérica del silencio interior; esto lo conocen nuestros discípulos de "Tercera Cámara".

No está de más decir con entera claridad que el silencio interior debe referirse específicamente a algo muy preciso y definido.

Cuando el proceso del pensar se agota intencionalmente durante la meditación interior profunda, se logra el silencio interior; más no es esto lo que queremos explicar en el presente capítulo.

"Vaciar la mente" o "ponerla en blanco" para lograr realmente el silencio interior, tampoco es lo que intentamos explicar ahora en estos párrafos.

Practicar el silencio interior a que nos estamos refiriendo, tampoco significa impedir que algo penetre en la mente.

Realmente estamos hablando ahora mismo de un tipo de silencio interior muy diferente. No se trata de algo vago general...

Queremos practicar el silencio interior en relación con algo que ya esté en la mente, persona, suceso, asunto propio o ajeno, lo que nos contaron, lo que hizo fulano, etc., pero sin tocarlo con la lengua interior, sin discurso intimo...

Aprender a callar no solamente con la lengua exterior, sino también, además, con la lengua secreta, interna, resulta extraordinario, maravilloso.

Muchos callan exteriormente, mas con su lengua interior desollan vivo al prójimo. La charla interior venenosa y malévola, produce confusión interior.

Si se observa la charla interior equivocada se verá que está hecha de verdades a medias, o de verdades que se relacionan entre sí de un modo más o menos incorrecto, o algo que se agregó o se omitió.

Desgraciadamente nuestra vida emocional se fundamenta exclusivamente en la "auto-simpatía".

Para colmo de tanta infamia sólo simpatizamos con nosotros mismos, con nuestro tan "querido Ego", y sentimos antipatía y hasta odio con aquellos que no simpatizan con nosotros.

Nos queremos demasiado a sí mismos, somos narcisistas en un ciento por ciento, esto es irrefutable, irrebatible

En tanto continuemos embotellados en la "auto-simpatía", cualquier desarrollo del Ser, se hace algo más que imposible.

Necesitamos aprender a ver el punto de vista ajeno. Es urgente saber ponernos en la posición de los otros.

"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos". (Mateo: VII, 12)

Lo que verdaderamente cuenta en estos estudios es la manera como los hombres se comportan interna e invisiblemente los unos con los otros.

Desafortunadamente y aunque seamos muy corteses, hasta sinceros a veces, no hay duda de que invisible e internamente nos tratamos muy mal los unos a los otros.

Gentes aparentemente muy bondadosas, arrastran diariamente a sus semejantes hacia la cueva secreta de sí mismos, para hacer con éstos, todo lo que se les antoje. (Vejaciones, burla, escarnio, etc.)


CAPÍTULO XIII
EL MUNDO DE RELACIONES

El mundo de relaciones tiene tres aspectos muy diferentes que en forma precisa necesitamos aclarar.

Primero: Estamos relacionados con el cuerpo planetario. Es decir con el cuerpo físico.

Segundo: Vivimos en el planeta Tierra y por secuencia lógica estamos relacionados con el mundo exterior y con las cuestiones que atañen a nosotros, familiares, negocios, dineros, cuestiones del oficio, profesión, política, etc., etc., etc.

Tercero: La relación del hombre consigo mismo. Para la mayoría de las gentes este tipo de relación no tiene la menor importancia.

Desafortunadamente a las gentes sólo les interesan los dos primeros tipos de relaciones, mirando con la más absoluta indiferencia el tercer tipo.

Alimento, salud, dinero, negocios, constituyen realmente las principales preocupaciones del "Animal Intelectual" equivocadamente llamado "hombre".

Ahora bien: Resulta evidente que tanto el cuerpo físico como los asuntos del mundo son exteriores a nosotros mismos.

El Cuerpo Planetario (cuerpo físico), a veces se encuentra enfermo, a veces sano y así sucesivamente.

Creemos siempre tener algún conocimiento de nuestro cuerpo físico, más en realidad ni los mejores científicos del mundo saben mucho sobre el cuerpo de carne y hueso.

No hay duda de que el cuerpo físico dada su tremenda y complicada organización, está ciertamente mucho más allá de nuestra comprensión.

En lo que respecta al segundo tipo de relaciones, somos siempre víctimas de las circunstancias; es lamentable que todavía no hayamos aprendido a originar conscientemente las circunstancias.

Son muchas las gentes incapaces de adaptarse a nada o a nadie o tener éxito verdadero en la vida.

Al pensar en sí mismos desde el ángulo del trabajo esotérico Gnóstico, se hace urgente averiguar con cual de estos tres tipos de relaciones estamos en falta.

Puede suceder el caso concreto de que estemos equivocadamente relacionados con el cuerpo físico y a consecuencia de ello estemos enfermos.

Puede suceder que estemos mal relacionados con el mundo exterior y como resultado tengamos conflictos, problemas económicos y sociales, etc., etc., etc.

Puede que estemos mal relacionados consigo mismos y que Secuencialmente suframos mucho por falta de iluminación interior.

Obviamente si la lámpara de nuestra recámara no se encuentra conectada a la instalación eléctrica, nuestro aposento estará en tinieblas.

Quienes sufren por falta de iluminación interior, deben conectar su mente con los Centros Superiores de su Ser.

Incuestionablemente necesitamos establecer correctas relaciones no solo con nuestro Cuerpo Planetario (cuerpo físico) y con el mundo exterior, sino también con cada una de las partes de nuestro propio Ser.

Los enfermos pesimistas cansados de tantos médicos y medicinas, ya no desean curarse y los pacientes optimistas luchan por vivir.

En el Casino de Montecarlo muchos millonarios que perdieron su fortuna en el juego, se suicidaron. Millones de madres pobres trabajan para sostener a sus hijos.

Son incontables los aspirantes deprimidos que por falta de poderes psíquicos y de iluminación intima, han renunciado al trabajo esotérico sobre sí mismos. Pocos son los que saben aprovechar las adversidades.

En tiempos de rigurosa tentación, abatimiento y desolación, uno debe apelar a la íntima recordación de sí mismo.
En el fondo de cada uno de nos está la TONANTZIN Azteca, la STELLA MARIS, la ISIS Egipcia, Dios Madre, aguardándonos para sanar nuestro adolorido corazón.

Cuando uno mismo se da el choque del "Recuerdo de Sí", se produce realmente un cambio milagroso en todo él trabajo del cuerpo, de modo que las células reciben un alimento diferente.


CAPÍTULO XXIV
LA CANCIÓN PSICOLÓGICA

Ha llegado el momento de reflexionar muy seriamente sobre eso que se llama "consideración interna".

No cabe la menor duda sobre el aspecto desastroso de la "auto-consideración íntima"; ésta además de hipnotizar la conciencia, nos hace perder muchísima energía.

Si uno no cometiera el error de identificarse tanto consigo mismo, la auto-consideración interior seria algo mas que imposible.

Cuando uno se identifica consigo mismo, se quiere demasiado, siente piedad por sí mismo, se auto-considera, piensa que siempre se ha portado muy bien con fulano, con zutano, con la mujer, con los hijos, etc., y que nadie lo ha sabido apreciar, etc. Total es un santo y todos los demás unos malvados, unos bribones.

Una de las formas más corrientes de auto-consideración intima es la preocupación por lo que otros puedan pensar sobre uno mismo; tal vez supongan que no somos honrados, sinceros, verídicos, valientes, etc.

Lo más curioso de todo esto es que ignoramos lamentablemente la enorme pérdida de energía que esta clase de preocupaciones nos trae.

Muchas actitudes hostiles hacia ciertas personas que ningún mal nos han hecho, se debe precisamente a tales preocupaciones nacidas de la auto-consideración intima.

En estas circunstancias, queriéndose tanto a sí mismo, auto-considerándose de este modo, es claro que el YO o mejor dijéramos los Yoes en vez de extinguirse se fortifican entonces espantosamente.

Identificado uno consigo mismo se apiada mucho de su propia situación y hasta le da por hacer cuentas.

Así es como piensa que fulano, que zutano, que el compadre, que la comadre, que el vecino, que el patrón, que el amigo, etc., etc., etc., no le han pagado como es debido a pesar de todas sus consabidas bondades y embotellado en esto se vuelve insoportable y aburridor para todo el mundo.

Con un sujeto así, prácticamente no se puede hablar porque cualquier conversación es seguro que va a parar a su librito de cuentas y a sus tan cacareados sufrimientos.

Escrito está que en el trabajo esotérico Gnóstico, solo es posible el crecimiento anímico mediante el perdón a los otros.

Si alguien vive de instante en instante, de momento en momento, sufriendo por lo que le deben, por lo que le hicieron, por las amarguras que le causaron, siempre con su misma canción, nada podrá crecer en su interior.

La Oración del Señor ha dicho: "Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores".

El sentimiento de que a uno le deben, el dolor por los males que otros le causaron, etc., detiene todo progreso interior del alma.

Jesús el Gran KABIR, dijo: "Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, en tanto estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel. De cierto os digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el ultimo cuadrante". (Mateo, V, 25, 26)

Si nos deben, debemos. Si exigimos que se nos pague hasta el último denario, debemos pagar antes hasta el último cuadrante.

Esta es la "Ley del Talión", "Ojo por ojo y diente por diente". "Círculo vicioso", absurdo.

Las disculpas, la cumplida satisfacción y las humillaciones que a otros exigimos por los males que nos causaron, también a nosotros nos son exigidas aunque nos consideremos mansas ovejas.

Colocarse uno bajo leyes innecesarias es absurdo, mejor es ponerse a sí mismo bajo nuevas influencias.

La Ley de la Misericordia es una influencia mas elevada que la Ley del hombre violento: "Ojo por ojo, diente por diente".

Es urgente, indispensable, inaplazable, colocarnos inteligentemente bajo las influencias maravillosas del trabajo esotérico Gnóstico, olvidar que nos deben y eliminar en nuestra psiquis cualquier forma de auto-consideración.

Jamás debemos admitir dentro de nosotros, sentimientos de venganza, resentimiento, emociones negativas, ansiedades por los males que nos causaron, violencia, envidia, incesante recordación de deudas, etc., etc., etc.

La Gnosis está destinada a aquellos aspirantes sinceros que verdaderamente quieran trabajar y cambiar.

Si observamos a las gentes podemos evidenciar en forma directa, que cada persona tiene su propia canción.

Cada cual canta su propia canción psicológica; quiero referirme en forma enfática a la cuestión esa de las cuentas psicológicas; sentir que a uno le deben, quejarse, auto considerarse, etc.

A veces la gente "canta su canción, así por que si", sin que se le dé cuerda, sin que se le aliente y en otras ocasiones después de unas cuantas copas de vino...

Nosotros decimos que nuestra aburridora canción debe ser eliminada; ésta nos incapacita interiormente, nos roba mucha energía.

En cuestiones de Psicología Revolucionaria, alguien que canta demasiado bien, —no nos estamos refiriendo a la hermosea voz, ni al canto físico—, ciertamente no puede ir mas allá de sí mismo; se queda en el pasado...

Una persona impedida por tristes canciones no puede cambiar su Nivel de Ser; no puede ir más allá de lo que es.

Para pasar a un Nivel Superior del Ser, es preciso dejar de ser lo que se es; necesitamos no ser lo que somos.

Si continuamos siendo lo que somos, nunca podremos pasar a un Nivel Superior del Ser.

En el terreno de la vida práctica suceden cosas insólitas. Muy a menudo una persona cualquiera traba amistad con otra, solo porque le es fácil cantarle su canción.

Desafortunadamente tal clase de relaciones termina cuando al cantante se le pide que se calle, que cambie el disco, que hable de otra cosa, etc.

Entonces el cantante resentido, se va en busca de un nuevo amigo, de alguien que esté dispuesto a escucharle por tiempo indefinido.
Comprensión exige el cantante, alguien que le comprenda, como si fuera tan fácil comprender a otra persona.

Para comprender a otra persona es preciso comprenderse a sí mismo. Desafortunadamente el buen cantante cree que se comprende a sí mismo.

Son muchos los cantantes decepcionados que cantan la canción de no ser comprendidos y sueñan con un mundo maravilloso donde ellos son las figuras centrales.

Sin embargo no todos los cantantes son públicos, también los hay reservados; no cantan su canción directamente, más secretamente la cantan.

Son gente que ha trabajado mucho, que han sufrido demasiado, se siente defraudada, piensa que la vida les debe todo aquello que nunca fueron capaces de lograr.

Sienten por lo común una tristeza interior, una sensación de monotonía y espantoso aburrimiento, cansancio íntimo o frustración a cuyo alrededor se amontonan los pensamientos.

Incuestionablemente las canciones secretas nos cierran el paso en el camino de la auto-realización íntima del Ser.

Desgraciadamente tales canciones interiores secretas, pasan desapercibidas para sí mismos a menos que intencionalmente las observemos.

Obviamente toda observación de sí, deja penetrar la luz en uno mismo, en sus profundidades íntimas.

Ningún cambio interior podría ocurrir en nuestra psiquis a menos de ser llevado a la luz de la observación de sí.

Es indispensable observarse a sí mismo estando sólo, del mismo modo que al estar en relación con la gente.

Cuando uno está sólo, "Yoes" muy diferentes, pensamientos muy distintos, emociones negativas, etc., se presentan.

No siempre se está bien acompañado cuando se está sólo. Es apenas normal, es muy natural, estar muy mal acompañado en plena soledad. Los "Yoes" más negativos y peligrosos se presentan cuando se está solo.

Si queremos transformarnos radicalmente necesitamos sacrificar nuestros propios sufrimientos.

Muchas veces expresamos nuestros sufrimientos en canciones articuladas o inarticuladas.


CAPÍTULO XXV
RETORNO Y RECURRENCIA

Un hombre es lo que es su vida, si un hombre no modifica nada dentro de sí mismo, si no transforma radicalmente su vida, si no trabaja sobre sí mismo, está perdiendo su tiempo miserablemente.

La muerte es el regreso al comienzo mismo de su vida con la posibilidad de repetirla nuevamente.

Mucho se ha dicho en la literatura Seudo-Esotérica y Seudo-Ocultista, sobre el tema de las vidas sucesivas, mejor es que nos ocupemos de las existencias sucesivas.

La vida de cada uno de nos con todos sus tiempos es siempre la misma repitiéndose de existencia en existencia, a través de los innumerables siglos.

Incuestionablemente continuamos en la simiente de nuestros descendientes; esto es algo que ya está demostrado.

La vida de cada uno de nos en particular, es una película viviente que al morir nos llevamos a la eternidad.

Cada uno de nos se lleva su película y la vuelve a traer para proyectarla otra vez en la pantalla de una nueva existencia.

La repetición de dramas, comedias y tragedias, es un axioma fundamental de la Ley de Recurrencia.

En cada nueva existencia se repiten siempre las mismas circunstancias. Los actores de tales escenas siempre repetidas, son esas gentes que viven dentro de nuestro interior, los "Yoes".

Si desintegramos esos actores, esos "Yoes" que originan las siempre repetidas escenas de nuestra vida, entonces la repetición de tales circunstancias se haría algo más que imposible.

Obviamente sin actores no puede haber escenas; esto es algo irrebatible, irrefutable.

Así es como podemos libertarnos de las Leyes de Retorno y Recurrencia; así podemos hacernos libres de verdad.

Obviamente cada uno de los personajes (Yoes), que en nuestro interior llevamos, repite de existencia en existencia su mismo papel; si lo desintegramos, si el actor muere el papel concluye.

Reflexionando seriamente sobre la Ley de Recurrencia o repetición de escenas en cada Retorno, descubrimos por auto-observación intima, los resortes secretos de esta cuestión.

Si en la pasada existencia a la edad de veinticinco (25) años, tuvimos una aventura amorosa es Indubitable que el "Yo" de tal compromiso buscara a la dama de sus ensueños a los veinticinco (25) años de la nueva existencia.

Si la dama en cuestión entonces sólo tenía quince (15) años, el "Yo" de tal aventura buscará a su amado en la nueva existencia a la misma edad justa.

Resulta claro comprender que los dos "Yoes" tanto el de él como el de ella, se busquen telepáticamente y se reencuentren nuevamente para repetir la misma aventura amorosa de la pasada existencia...

Dos enemigos que a muerte pelearon en la pasada existencia, se buscarán otra vez en la nueva existencia para repetir su tragedia a la edad correspondiente.

Si dos personas tuvieron un pleito por bienes raíces a la edad de cuarenta (40) años en la pasada existencia, a la misma edad se buscaran telepáticamente en la nueva existencia para repetir lo mismo.

Dentro de cada uno de nosotros viven muchas gentes llenas de compromisos; eso es irrefutable.

Un ladrón carga en su interior una cueva de ladrones con diversos compromisos delictuosos. El asesino lleva dentro de sí mismo un "club" de asesinos y el lujurioso porta en su psiquis una "Casa de Citas".

Lo grave de todo esto es que el intelecto ignora la existencia de tales gentes o "Yoes" dentro de sí mismo y de tales compromisos que fatalmente se van cumpliendo.

Todos estos compromisos de los Yoes que dentro de nosotros moran, se suceden por debajo de nuestra razón.

Son hechos que ignoramos, cosas que nos sucedían, acontecimientos que se procesan en el subconsciente e inconsciente.
Con justa, razón se nos ha dicho que todo nos sucede, como cuando llueve o como cuando truena.

Realmente tenemos la ilusión de hacer, empero nada hacemos, nos sucede, esto es fatal, mecánico...

Nuestra personalidad es tan sólo el instrumento de distintas gentes (Yoes), mediante la cual cada una de esas gentes (Yoes), cumple sus compromisos.

Por debajo de nuestra capacidad cognoscitiva suceden muchas cosas, desgraciadamente ignoramos lo que por debajo de nuestra pobre razón sucede.

Nos creemos sabios cuando en verdad ni siquiera sabemos que no sabemos. Somos míseros leños, arrastrados por las embravecidas olas del mar de la existencia.

Salir de esta desgracia, de esta inconsciencia, del estado tan lamentable en que nos encontramos, sólo es posible muriendo en sí mismos...

¿Cómo podríamos despertar sin morir previamente?. ¡Sólo con la muerte adviene lo nuevo! Si el germen no muere la planta no nace.

Quien despierta de verdad adquiere por tal motivo plena objetividad de su conciencia, iluminación auténtica, felicidad...


CAPÍTULO XXVI
AUTO-CONCIENCIA INFANTIL

Se nos ha dicho muy sabiamente que tenemos noventa y siete por ciento de SUBCONCIENCIA y TRES POR CIENTO DE CONCIENCIA.

Hablando francamente y sin ambages, diremos que el noventa y siete por ciento de la Esencia que en nuestro interior llevamos, se encuentra embotellada, embutida, metida, dentro de cada uno de los Yoes que en su conjunto constituyen el "Mi Mismo".

Obviamente la Esencia o Conciencia enfrascada entre cada Yo, se procesa en virtud de su propio condicionamiento.

Cualquier Yo desintegrado libera determinado porcentaje de Conciencia, la emancipación o liberación de la Esencia o Conciencia, seria imposible sin la desintegración de cada Yo.

A mayor cantidad de Yoes desintegrados, mayor Auto-Conciencia. A menor cantidad de Yoes desintegrados, menor porcentaje de Conciencia despierta.

El despertar de la Conciencia sólo es posible disolviendo el YO, muriendo en sí mismo, aquí y ahora.

Incuestionablemente mientras la Esencia o Conciencia este embutida entre cada uno de los Yoes que cargamos en nuestro interior, se encuentra dormida, en estado subconsciente.

Es urgente transformar al subconsciente en consciente y esto sólo es posible aniquilando los Yoes; muriendo en sí mismos.

No es posible despertar sin haber muerto previamente en sí mismos. Quienes intentan despertar primero para luego morir, no poseen experiencia real de lo que afirman, marchan resueltamente por el camino del error.

Los niños recién nacidos son maravillosos, gozan de plena auto-conciencia; se encuentran totalmente despiertos.

Dentro del cuerpo del niño recién nacido se encuentra reincorporada la Esencia y eso da a la criatura su belleza.

No querernos decir que el ciento por ciento de la Esencia o Conciencia esté reincorporada en el recién nacido, pero si el tres por ciento libre que normalmente no está enfrascado entre los Yoes.

Sin embargo, ese porcentaje de Esencia libre reincorporado entre el organismo de los niños recién nacidos, les da plena auto-conciencia, lucidez, etc.

Los adultos ven al recién nacido con piedad, piensan que la criatura se encuentra inconsciente, pero se equivocan lamentablemente.

El recién nacido ve al adulto tal como en realidad es; inconsciente, cruel, perverso, etc.

Los Yoes del recién nacido van y vienen, dan vueltas alrededor de la cuna, quisieran meterse entre el nuevo cuerpo, pero debido a que el recién nacido aún no ha fabricado la personalidad, todo intento de los Yoes para entrar en el nuevo cuerpo, resulta algo más que imposible.

A veces las criaturas se espantan al ver a esos fantasmas o Yoes que se acercan a su cuna y entonces gritan, lloran, pero los adultos no entienden esto y suponen que el niño está enfermo o que tiene hambre o sed; tal es la inconsciencia de los adultos.

A medida que la nueva personalidad se va formando, los Yoes que vienen de existencias anteriores, van penetrando poco a poco en el nuevo cuerpo.

Cuando ya la totalidad de los Yoes se ha reincorporado, aparecemos en el mundo con esa horrible fealdad interior que nos caracteriza; entonces, andamos como sonámbulos por todas partes; siempre inconscientes, siempre perversos.

Cuando morimos, tres cosas van al sepulcro: 1) El cuerpo físico. 2) El fondo vital orgánico. 3) La personalidad.

El fondo vital, cual fantasma se va desintegrando poco a poco, frente a la fosa sepulcral a medida que el cuerpo físico se va también desintegrando.

La personalidad es subconsciente o infraconsciente, entra y sale del sepulcro cada vez que quiere, se alegra cuando los dolientes le llevan flores, ama a sus familiares y se va disolviendo muy lentamente hasta convertirse en polvareda cósmica.

Eso que continúa mas allá del sepulcro es el EGO, el YO pluralizado, el mí mismo, un montón de diablos dentro de los cuales se encuentra enfrascada la Esencia, la Conciencia, que a su tiempo y a su hora retorna, se reincorpora.

Resulta lamentable que al fabricarse la nueva personalidad del niño, se reincorporen también los Yoes.


CAPÍTULO XXVII
EL PUBLICANO Y EL FARISEO

Reflexionando un poco sobre las diversas circunstancias de la vida, bien vale la pena comprender seriamente las bases sobre las cuales descansamos.

Una persona descansa sobre su posición, otra sobre el dinero, aquella sobre el prestigio, esa otra sobre su pasado, esta otra sobre tal o cual título, etc., etc., etc.

Lo más curioso es que todos, ya sea rico o mendicante, necesitamos de todos y vivimos de todos, aunque estemos inflados de orgullo y vanidad.

Pensemos por un momento en lo que puedan quitarnos. ¿Cuál sería nuestra suerte en una revolución de sangre y aguardiente?, ¿En qué quedarían las bases sobre las cuales descansamos?, ¡Hay de nosotros, nos creemos muy fuertes y somos espantosamente débiles!
El "Yo" que siente en sí mismo la base sobre la que descansamos, debe ser disuelto si es que en realidad anhelamos la auténtica Bienaventuranza.

Tal "Yo" subestima a las gentes, se siente mejor que todo el mundo, mas perfecto en todo, mas rico, mas inteligente, mas experto en la vida, etc.

Resulta, muy oportuno citar ahora aquella parábola de Jesús el Gran KABIR, acerca de los dos hombres que oraban. Fue dicha a unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros.

Jesús el Cristo, dijo: "Dos hombres subieron al Templo a orar; uno era Fariseo y el otro Publicano. El Fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este Publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano. Más el Publicano estando lejos, no quería ni alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: "Dios sé propicio a mí, pecador". Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido". (LUCAS XVIII, 10-14)

Empezar a darse cuenta de la propia nadidad y miseria en que nos encontramos, es absolutamente imposible en tanto exista en nosotros el concepto ese del "Más". Ejemplos: Yo soy mas justo que aquél, mas sabio que fulano, mas virtuoso que zutano, mas rico, mas experto en las cosas de la vida, mas casto, mas cumplidor de sus deberes, etc., etc., etc.

No es posible pasar a través del ojo de una aguja mientras seamos "ricos", mientras en nosotros exista ese complejo del "Mas".

"Es mas fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".

Eso de que tu escuela es la mejor y que la de mi prójimo no sirve; eso de que tu Religión es la única verdadera, la mujer de fulano es una pésima esposa y de que la mía es una santa; Eso de que mi amigo Roberto es un borracho y que yo soy un hombre muy juicioso y abstemio, etc., etc., etc., es lo que nos hace sentirnos ricos; motivo por el cual somos todos los "CAMELLOS" de la parábola bíblica con relación al trabajo esotérico.

Es urgente auto-observarnos de momento en momento con el propósito de conocer claramente los fundamentos sobre los que descansa.

Cuando uno descubre aquello que mas le ofende en un instante dado; la molestia que le dieron por tal o cual cosa; entonces descubre las bases sobre las cuales descansa psicológicamente.

Tales bases constituyen según el Evangelio Cristiano "las arenas sobre las cuales edificó su casa".

Es necesario anotar cuidadosamente como y cuando despreció a otros sintiéndose superior tal vez debido al título o a la posición social o a la experiencia adquirida o al dinero, etc., etc., etc.

Grave es sentirse uno rico, superior a fulano o a zutano por tal o cual motivo. Gente así no puede entrar al Reino de los Cielos.

Bueno es descubrir en que se siente uno halagado, en que es satisfecha su vanidad, esto vendrá a mostrarnos los fundamentos sobre los que nos apoyamos.

Sin embargo, tal clase de observación no debe ser cuestión meramente teórica, debemos ser prácticos y observarnos cuidadosamente en forma directa, de instante en instante.

Cuando uno comienza a comprender su propia miseria y nadidad; cuando abandona los delirios de grandeza; cuando descubre la necedad de tantos títulos, honores y vanas superioridades sobre nuestros semejantes, es señal inequívoca de que ya empieza a cambiar.
Uno no puede cambiar si se cierra a eso que dice: "Mi casa". "Mi dinero". "Mis propiedades". "Mi empleo". "Mis virtudes". "Mis capacidades intelectuales". "Mis capacidades artísticas". "Mis conocimientos". "Mi prestigio" etc., etc., etc.

Eso de aferrarse a lo "Mío" a "Mí", es mas que suficiente como para impedir reconocer nuestra propia nadidad y miseria interior.

Uno se asombra ante el espectáculo de un incendio o de un naufragio; entonces las gentes desesperadas se apoderan muchas veces de cosas que dan risa; cosas sin importancia.

¡Pobres gentes!, Se sienten en esas cosas, descansan en tonterías, se apegan a eso que no tiene la menor importancia.

Sentirse a sí mismos por medio de las cosas exteriores, fundamentarse en ellas, equivale a estar en estado de absoluta inconsciencia.

El sentimiento de la "SEIDAD", (El SER REAL), sólo es posible disolviendo a todos esos "YOES" que en nuestro Interior llevamos; antes, tal sentimiento resulta algo más que imposible.

Desgraciadamente los adoradores del "YO" no aceptan esto; ellos se creen Dioses; piensan que ya poseen esos "Cuerpos Gloriosos" de que hablara Pablo de Tarso; suponen que el "YO" es Divino y no hay quien les quite tales absurdos de la cabeza.

Uno no sabe qué hacer con tales gentes, se les explica y no entienden; siempre aferrados a las arenas sobre las cuales edificaron su casa; siempre metidos en sus dogmas, en sus caprichos, en sus necedades.

Si esas gentes se auto-observaran seriamente, verificarían por si mismos la doctrina de los muchos; descubrirían dentro de sí mismos a toda esa multiplicidad de personas o "Yoes" que viven dentro de nuestro interior.

¿Cómo podría existir en nosotros el real sentimiento de nuestro verdadero SER, cuando esos "Yoes" están sintiendo por nosotros, pensando por nosotros?

Lo más grave de toda esta tragedia es que uno piensa que está pensando, siente que está sintiendo, cuando en realidad es otro el que en un momento dado piensa con nuestro martirizado cerebro y siente con nuestro adolorido corazón.

¡Infelices de nosotros!, Cuántas veces creemos estar amando y lo que sucede es que otro dentro de sí mismos lleno de lujuria utiliza el centro del corazón.

¡Somos unos desventurados, confundimos a la pasión animal con el amor!, y sin embargo es otro dentro de sí mismos, dentro de nuestra personalidad, quien pasa por tales confusiones.

Todos pensamos que jamás pronunciaríamos aquellas palabras del Fariseo en la parábola bíblica: "Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres", etc., etc., etc.

Sin embargo, y aunque parezca increíble, así procedemos diariamente. El vendedor de carne en el mercado dice: "Yo no soy como los otros carniceros que venden carne de mala calidad y explotan a la gente".

El vendedor de telas en la tienda exclama: "Yo no soy como otros comerciantes que saben robar al medir y que se han enriquecido".

El vendedor de leche afirma: "Yo no soy como otros vendedores de leche que le ponen agua a la misma. Me gusta ser honrado".

La señora de casa comenta en visita, lo siguiente: "Yo no soy como fulana que anda con otros hombres, soy gracias a Dios persona decente y fiel a mi marido".

Conclusión: Los demás son malvados, injustos, adúlteros, ladrones y perversos y cada uno de nosotros una mansa oveja, un "Santito de Chocolate" bueno para tenerlo como un niño de oro en alguna iglesia.

¡Cuán necios somos!, pensamos a menudo que nunca hacemos todas esas tonterías y perversidades que vemos hacer a otros y llegamos por tal motivo a la conclusión de que somos magnificas personas, desgraciadamente no vemos las tonterías y mezquindades que hacemos.

Existen extraños momentos en la vida en que la mente sin preocupaciones de ninguna clase reposa. Cuando la mente está quieta, cuando la mente está en silencio adviene entonces lo nuevo.

En tales instantes es posible ver las bases, los fundamentos, sobre los cuales descansamos.

Estando la mente en profundo reposo ulterior, podemos verificar por sí mismos la cruda realidad de esa arena de la vida, sobre la cual edificamos la casa. (Véase Mateo 7 - Versículos 24-25-26-27-28-29; parábola que trata de los dos cimientos).


CAPÍTULO XXVIII
LA VOLUNTAD

La "Gran Obra" es ante todo, la creación del hombre por sí mismo, a base de trabajos confidentes y padecimientos voluntarios.

La "Gran Obra" es la conquista interior de sí mismos, de nuestra verdadera libertad en Dios.

Necesitamos con urgencia máxima, inaplazable, desintegrar todos esos "Yoes" que viven en nuestro interior si es que en realidad queremos la emancipación perfecta de la Voluntad.

Nicolás Flamel y Raimundo Lulio, pobres ambos, liberaron su voluntad y realizaron innumerables prodigios psicológicos que asombran.

Agripa no llegó nunca mas que a la primera parte de la "Gran Obra" y murió penosamente, luchando en la desintegración de sus "Yoes" con el propósito de poseerse a sí mismo y fijar su independencia.

La emancipación perfecta de la voluntad asegura al sabio el imperio absoluto sobre el Fuego, el Aire, el Agua y la Tierra.

A muchos estudiantes de Psicología contemporánea les parecerá exagerado lo que renglones arriba afirmamos en relación con el poder soberano de la voluntad emancipada; Sin embargo la Biblia nos habla maravillas sobre Moisés.

Según Filón, Moisés era un Iniciado en la tierra de los Faraones a orillas del Nilo, Sacerdote de Osiris, primo del Faraón, educado entre las columnas de ISIS, la Madre Divina, y de OSIRIS nuestro Padre que está en secreto.

Moisés era descendiente del Patriarca Abraham, el gran Mago Caldeo, y del muy respetable Isaac.

Moisés el hombre que liberó el poder eléctrico de la voluntad, posee el don de los prodigios; esto lo saben los Divinos y los humanos. Así está escrito.

Todo lo que las Sagradas Escrituras dicen sobre ese caudillo hebreo, es ciertamente extraordinario, portentoso.

Moisés transforma su bastón en serpiente, transforma una de sus manos en mano de leproso, luego le devuelve la vida.

La prueba aquella del zarzal ardiente ha puesto en claro su poder, la gente comprende, se arrodilla y se prosterna.
Moisés utiliza una Vara Mágica, emblema del poder real, del poder sacerdotal del Iniciado en los Grandes Misterios de la Vida y de la Muerte.

Ante el Faraón, Moisés cambia en sangre el agua del Nilo, los peces mueren, el río sagrado queda infectado, los egipcios no pueden beber de él, y las irrigaciones del Nilo derraman sangre por los campos.

Moisés hace más; logra que aparezcan millonadas de ranas desproporcionadas, gigantescas, monstruosas, que salen del río e invaden las casas. Luego, bajo su gesto, indicador de una voluntad libre y soberana, aquellas ranas horribles desaparecen.

Más como el Faraón no deja libre a los israelitas. Moisés obra nuevos prodigios: cubre la tierra de suciedad, suscita nubes de moscas asqueantes e inmundas, que después se da el lujo de apartar.

Desencadena la espantosa peste, y todos los rebaños excepto los de los judíos mueren.

Cogiendo hollín del homo —dicen las Sagradas Escrituras— lo tira al aire y, cayendo sobre los Egipcios, les causa pústulas y úlceras.

Extendiendo su famoso bastón Mágico, Moisés hace llover un granizo del cielo que en forma inclemente destruye y mata. A continuación hace estallar el rayo flamígero, retumba el trueno aterrador y llueve espantosamente, luego con un gesto devuelve la calma.

Sin embargo el Faraón continúa inflexible. Moisés, con un golpe tremendo de su vara mágica, hace surgir como por encanto nubes de langostas, luego vienen tinieblas. Otro golpe con la vara y todo retorna al orden original.

Muy conocido es el final de todo aquel Drama Bíblico del Antiguo Testamento: Interviene Jehová, hace morir a todos los primogénitos de los egipcios y al Faraón no le queda más remedio que dejar marchar a los hebreos.

Posteriormente Moisés se sirve de su vara mágica para hender las aguas del Mar Rojo y atravesarlas a pie seco.

Cuando los guerreros egipcios se precipitan por allí persiguiendo a los israelitas, Moisés con un gesto, hace que las aguas se vuelvan a cerrar tragándose éstas a los perseguidores.

Incuestionablemente muchos Seudo-Ocultistas al leer todo esto, quisieran hacer lo mismo, tener los mismos poderes de Moisés, sin embargo esto resulta algo más que imposible en tanto la Voluntad continúe embotellada entre todos y cada uno de esos "Yoes" que en los distintos trasfondos de nuestra psiquis cargamos.

La Esencia embutida entre el "Mi Mismo" es el Genio de la lámpara de Aladino, anhelando libertad... Libre tal Genio, puede realizar prodigios.

La Esencia es "Voluntad-Conciencia" desgraciadamente procesándose en virtud de nuestro propio condicionamiento.

Cuando la Voluntad se libera, entonces se mezcla o fusiona integrándose así con la Voluntad Universal, haciéndose por esto soberana.

La Voluntad individual fusionada con la Voluntad Universal, puede realizar todos los prodigios de Moisés.

Existen tres clases de actos: A) Aquellos que corresponden a la Ley de los accidentes. B) Esos que pertenecen a la Ley de Recurrencia, hechos siempre repetidos en cada existencia. C) Acciones determinadas intencionalmente por la Voluntad-Consciente.

Incuestionablemente sólo gentes que hayan liberado su Voluntad mediante la muerte del "Mí Mismo", podrán realizar actos nuevos nacidos de su libre albedrío.

Los actos comunes y corrientes de la humanidad, son siempre el resultado de la Ley de Recurrencia o el mero producto de accidentes mecánicos.

Quien posee Voluntad libre de verdad, puede originar nuevas circunstancias; quien tiene su Voluntad embotellada entre el "Yo Pluralizado", es victima de las circunstancias.

En todas las páginas bíblicas existe un despliegue maravilloso de Alta Magia, Videncia, Profecía, Prodigios, Transfiguraciones, Resurrección de muertos, ya por insuflación o por imposición de manos o por la mirada fija sobre el nacimiento de la nariz, etc., etc., etc.

Abunda en la Biblia el masaje, el aceite sagrado, los pases magnéticos, la aplicación de un poco de saliva sobre la parte enferma, la lectura del pensamiento ajeno, los transportes, las apariciones, las palabras venidas del cielo, etc., etc., etc., verdaderas maravillas de la Voluntad Conciente liberada, emancipada, soberana.

¿Brujos?, ¿Hechiceros?, ¿Magos Negros?, Abundan como la mala hierba; empero esos no son Santos, ni Profetas, ni Adeptos de la Blanca Hermandad.

Nadie podría llegar a la "Iluminación Real", ni ejercer el Sacerdocio Absoluto de la Voluntad-Conciente, si previamente no hubiera muerto radicalmente en sí mismo, aquí y ahora.

Muchas gentes nos escriben frecuentemente quejándose de no poseer Iluminación, pidiendo poderes, exigiéndonos claves que les conviertan en Magos, etc., etc., etc., empero nunca se interesan por auto-observarse, por auto-conocerse, por desintegrar esos agregados psíquicos, esos "Yoes" dentro de los cuales se encuentra enfrascada la Voluntad, la Esencia.

Personas así, obviamente están condenadas al fracaso. Son gentes que codician las facultades de los Santos, pero que de ninguna manera están dispuestas a morir en sí mismas.

Eliminar errores es algo mágico, maravilloso de por sí, que implica rigurosa auto-observación psicológica.

Ejercer poderes es posible cuando se libera radicalmente el poder maravilloso de la Voluntad.

Desgraciadamente como las gentes tienen la voluntad enfrascada entre cada "Yo", obviamente aquella se encuentra dividida en múltiples voluntades que se procesan cada una en virtud de su propio condicionamiento.

Resulta claro comprender que cada "Yo" posee por tal causa su voluntad inconsciente, particular.

Las innumerables voluntades enfrascadas entre los "Yoes", chocan entre sí frecuentemente, haciéndonos por tal motivo impotentes, débiles, miserables, victimas de las circunstancias, incapaces.

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